Yahvé (o Jehová, como prefieran) es conocido como un Dios de batallas. Desde el comienzo de la historia de Israel, el Dios del pueblo convocaba a la guerra. El dios que contendió con Yahvé más conocido creo que ha sido Baal. Existieron varios baalim, pero, sin duda, ese nombre recuerda a los idólatras y los que abandonaban la fe en el verdadero Dios, independientemente de sus diversas identidades.
Creo que hoy, manteniendo esa característica de batallador, Yahve sigue luchando y tiene un gran enemigo tratando de destruirlo. En consecuencia, ese enemigo actúa buscando acabar con el pueblo de Dios. Además, sus estrategias se hacen cada vez más inteligentes y difíciles de detectar. El enemigo más fuerte y lleno de artimañas de la actualidad es Mamón (representado en la imagen). ¿Has oído hablar de él? ¿Sabes cuáles son sus armas? Si nuestro Dios está contendiendo con Mamón, ¿cómo podemos desconocer en qué nivel esta batalla se traba? ¿Cómo sabemos quiénes son los guerreros de Yahvé y los de Mamón? ¿Difícil saber? Sin la mayor arma que tenemos (como guerreros de Yahvé), realmente es difícil. ¿Y qué arma es esa? ¡La Palabra de Dios!
Mamón es el dios de la ganancia y del mercado. Él es citado en el Evangelio de Mateo (6.24), del cual tenemos algunas traducciones que dicen que no podemos servir a Dios y al dinero (en lugar de dinero, encontramos a Mamón en algunas versiones). Él representa la riqueza, la avaricia y el beneficio material. En el cristianismo medieval, también era traducido como el Demonio de la Avaricia y, por eso, representaba uno de los siete pecados capitales, a saber, la avaricia, lógicamente.
Como personificación de una naturaleza humana contraria a la construcción del Reino de Dios, Mamón intenta hacernos adorar el dinero, el lucro y el mercado. Se dice que el templo de Mamón es el centro comercial. En el Shopping uno encuentra una infinidad de rituales para adorar a Mamón, hay adoración (¿Quién no se detiene, atónito, a mirar vidrieras?), hay confesión (especialmente cuando no tienes dinero para comprar aquello que te dicen que "tienes" que comprar), hay Palabra (¿estás seguro de que las frases de marketing no son una predicación?), tampoco falta la Eucaristía, la Santa Cena (¡las plazas de alimentación están siempre repletas!). Por lo tanto, como un verdadero dios, Mamón cuidó de construir su templo, su ritual, su adoración. Pienso nuestras actitudes hacia la búsqueda de status so las que me llevan a reflexionar más profundamente en eso: "Status es comprar aquello que usted no necesitas, con el dinero que no tienes, para agradar a quien no le importas" (no recuerdo al autor, pero ¿quieres algo más Mamónico que eso?).
El gran peligro en todo esto es que Mamón está usando una estrategia nunca antes usada por otro ídolo: él hace uso de los propios ambientes de Yahveh, que son, iglesias, Biblia, predicaciones, pastores y sacerdotes, encuentros de líderes, programas evangélicos de TV , etc. ¿Quién nunca vio actividades de iglesias ser evaluadas por el lucro que rindieron o rendirán? Verdaderos "artistas de Jesús" buscan fama, ganancia y éxito como si la medida de Dios para eso fuera la misma que este mundo tiene. Nos olvidamos, pues, de cuando Jesús dice que "mi Reino no es de este mundo" ... eso quiere decir que la evaluación de éxito y de bendición no es la misma que este mundo hace ... todo lo contrario.
Hoy en las iglesias encontramos sermones que más parecen conferencias motivacionales para vendedores. Libros evangélicos que son copias de publicaciones sobre autoayuda. Programas de entrenamiento de líderes que no tiene nada que ver con las orientaciones de Jesucristo, pero que son perfectos planes de organización buscando propósitos (de acuerdo con la evaluación de este mundo, repito). Ventas de libros y CDs tanto o más salvajes que las del ambiente secular. Objetivos de ministerios medidos en dinero y divulgación de cuentas corrientes en mucho más cantidad que del propio nombre de Jesucristo. Las fotos y los nombres de líderes destacadas hasta el hartazgo, diciendo que es "su" ministerio, olvidándose de que el ministerio es de Jesucristo, nosotros, como pastores y líderes, sólo cuidamos lo que él nos dejó, como mandato y como siervos que somos ... ¡Suyos! (Soli Deo Gloria)
Vivimos sí, hermanos y hermanas, compañeros de batalla en nuestro Dios Yahvé, momentos difíciles. Creo que Mamón es el más inteligente de todos aquellos que contendieron con nuestro Señor. Y quizá Yahveh esté perdiendo. Pero creemos que la victoria será nuestra. Por eso, tomemos parte en esa guerra legítima. Nuestro Dios es un Dios de paz, especialmente en Jesucristo. Pero no podemos (al saber que se libra una batalla) dejar que nuestro pueblo sucumba o el proyecto del Reino de Dios sea amenazado. Queremos sí una vida buena, bendecida, próspera. Pero los bienes que necesitamos no pueden ser representación del amor de Dios. Si Dios nos escoge para vivir sin nada, pero con la presencia del Espíritu en nosotros, ¿diremos realmente "tu gracia me basta"? ¿O habrá rebeldía en el corazón? Si es así, eso es evidencia de que nuestro amor no está en Dios, sino en lo que a él pedimos, sea eso lo que fuere: salud, bienes, vida de un ser querido o hasta la nuestra propia (es interesante leer a Meister Eckhart).
Abramos los ojos, hermanos y hermanas. Pidamos iluminación del Espíritu Santo y aferrémonos a la Palabra de Dios. ¡Cuidado con aquellos que Mamó utiliza incluso en el ambiente de la iglesia, ¡él lo hace! Que Dios pueda caminar a nuestro lado, orientar nuestras acciones y protegernos de las insinuaciones malignas de Mamón.
PAX DOMINI VOBISCUM!
(*) Rev. Sandro Xavier
(Traducción, Andrés O. Ayala).
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